¿Qué es lo primero que piensas al oír la palabra serpiente? Desde el principio de los tiempos estos animales han sido sinónimo de maldad, pecado, veneno… Tanto en la biblia, como en la mitología griega o las películas, siempre han aparecido como monstruos despiadados que impedían a los protagonistas conseguir sus metas.

Para mi, son todo lo contrario. Y son mucho más parecidas a los humanos de lo que pensamos. 

Todos tenemos una historia, algo que nos ha marcado, y que a día de hoy nos ha hecho ser lo que somos ahora. Tenemos una mochila de la que hay que desprenderse poco a poco con el paso del tiempo, para poder avanzar. Algo así como mudar la piel, dejando todo lo pasado atrás y convirtiéndose en una nueva serpiente de escamas relucientes y listas para seguir con su viaje. Algo que más allá de los mitos y las creencias de la sociedad, las hace las reinas de la sabiduría.

Durante ese viaje que emprendemos todos, es importante, y siempre nos hará falta gente que nos ayude, y nos apoye en momentos que por el camino solo vemos piedras. 

Porque es indescriptible la sensación cuando sabemos que estamos siendo escuchados y alguien nos entiende. Y para mi, una de las mayores virtudes que puede tener alguien, es la empatía.

 

Soy Cris Fernández, y como las serpientes tengo el don de mudar mi piel y poder acercarme a sentir lo que sienten los demás como si estuviese en la suya propia, siempre sabiendo donde están los límites. 

Para mi perfil comercial creo que eso es indispensable, ya que la base para tener una buena venta, es entender lo que necesita en todo momento nuestro cliente. Saber aconsejarle, siempre desde su interés, y no tanto desde el nuestro, aspecto que el cliente valorará y puede crear un vínculo que lo fidelize. Como grandes referentes del mundo empresarial han citado: “Nuestra visión es un mundo centrado en el cliente”. Jeff Bezos, CEO de Amazon. Y como comentaba antes, lo primero para que tu empresa triunfe, es hacer que el cliente sea lo primordial.

Esto se suma con otras aptitudes que valoro de mi, como son la honestidad, y la asertividad.

La vida es mi gran reto, un reto de superación constante, de lucha y de supervivencia que me ha proporcionado ser autosuficiente, el no necesitar a nadie para conseguir mis objetivos, lo que no implica que no disfrute aprendiendo y compartiendo con otros. Una de las lecciones más importantes que aprendí de ese camino, fue ver el lado positivo siempre de todo y no rendirme nunca. 

Ahora se abre un nuevo objetivo, mi incursión en el mundo laboral y me siento preparada para demostrar todo lo que he aprendido en estos dos años que me han hecho crecer a nivel de competencias personales como en competencias técnicas propias del perfil comercial, dotándome de herramientas como adaptación al cambio, búsqueda de la excelencia en todo aquello que realizo, técnicas de venta, gestión  y administración de un establecimiento, habilidades comunicativas, innovación, marketing digital y responsabilidad. 

 

Esa parte inquieta que me caracteriza hace que siempre vaya en búsqueda de nuevos retos y cosas que me hagan mejorar. Pronto se presenta en mi vida una oportunidad increíble en mi perfil profesional, que es poder vivir seis meses en Edimburgo y terminar de perfeccionar el idioma. Me hace muchísima ilusión y a pesar de que el ir sola puede ser algo que asuste, me crea expectación y excitación frente a algo nuevo,  a vivir nuevas experiencias,  tener que asumir yo sola decisiones, responsabilidades y conocer gente nueva.

Lo que más me entusiasma, es que a la vuelta podré combinar lo ya adquirido, con todo lo nuevo que aprenderé y gracias a esas habilidades llegar tan alto como me proponga.

 

Por último, mi reflexión de todo esto sería, que lo importante no es el final del viaje, sino vivir cada momento sabiendo sacar lo mejor, y como las serpientes, seguir deslizandonos por el camino, por muchas piedras que podamos encontrarnos en él. Y que aunque podamos tener mil metas o planes de futuro, todos son inciertos, pero válidos si nos los proponemos.